LLEGARON TARDE LAS DISCULPAS.

Escuchas que nunca es tarde para cambiar, que nunca es tarde para decir lo que sientes, y por supuesto que nunca es tarde para pedir perdón. Y honestamente no creo en ninguna de las anteriores.

Puede ser que no exista un limite de tiempo cuando se trata de ti, cuando estás tomando decisiones que no involucran a nadie más, pero si en alguno de los procesos se involucra a otra persona, siempre hay un tiempo límite, porque nadie va a quedarse en tu vida para ver como te atropellas con tus propios errores.

Decir lo que
 sientes siempre es un riesgo, depende totalmente de la importancia que tenga para quien lo escucha, a veces es lo mejor que pudiste haber hecho y otras la sinceridad termina por exponerte al punto de convertirte en el mayor idiota que ha pisado la tierra. Y si hay un tiempo limite para decir lo que sientes, mientras más días pasan dentro de quien necesita decirlo más grande es el miedo. Creas tantas historias sobre lo que pasa después, que terminas dudando que sea una buena idea. Pero hay otra carrera más importante contra el tiempo que está corriendo en la vida de la otra persona mientras tú te callas, el olvido.


Lo mismo pasa cuando se trata de pedir perdón. A nadie le sirve un “lo siento” cuando se trata de algo que (gracias al tiempo) a ti ya ni siquiera te importa. Para que llegar a pedir una disculpa cuando la otra persona ya tuvo que aprender a perdonarte sin que se lo hayas pedido. ¿Cuánto tiempo te toma darte cuenta que hiciste algo mal si tienes la certeza de que lastimaste a alguien? Estamos jodidos si pensamos que afectar a otros no siempre está mal.

Entiendo que la perspectiva de todos es diferente, podría justificar que no digas lo que sientes porque tienes una balanza de “se lo merece o no se lo merece” con la que decides si vale la pena arriesgarse con alguien o no. Pero cuando hablamos de disculparte por algún error las cosas cambian. No todo se trata de ti, ni de como te trata la vida o tu manera de juzgar lo correcto. Si vas a pedir perdón sólo para aliviar tu carga, ¿qué caso tiene? Si a la persona que va a escucharte ya ni siquiera le importa ¿qué caso tiene?. Es mucho más fácil esperar a que olviden tu ofensa, pero en ese camino hay cosas que se rompen y que jamás vuelven a repararse. Si dejas que alguien viva solo una pena que tú causaste, en esa persona va a quedar grabado que tú eres capaz de hacerle daño.


Por otro lado está esperar una disculpa. Una manera muy estúpida de invertir el tiempo. Las ocasiones en que he escuchado “perdón, fui un idiota”, jamás llegaron mientras las esperaba, normalmente a las personas les toma tiempo madurar, cometer más errores, sufrir y reflexionar, y entonces tal vez les caiga el veinte, maybe. De la misma forma a ti te lleva tiempo entender que esa disculpa no va a llegar, pero una vez que lo captas, empiezas el proceso de sanarte a ti mismo.

En fin, sería absurdo pensar que nunca es tarde para decir “lo siento” cuando siempre estamos expuestos a perdernos, cuando mañana podríamos simplemente no despertar. ¿Porqué esperar con una disculpa que podría cambiar la historia entre dos personas?

Si lo piensas bien, cuando una disculpa es necesaria las cosas ya están mal, ¿porqué no darte una oportunidad de cambiarlas? La palabra “perdón” tiene el increíble poder de cambiar historias, pero debe llegar a tiempo, cuando quien esperamos que la escuche aún la necesite.


Pedir perdón, suena básico, pero más importante aún es aprender a nunca lastimar a otros. Aunque es imposible ser perfectos, tratar de ser buenas personas es una buena forma de intentarlo.

cortesia S.Q.