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Hay
desacuerdos de desacuerdos. Algunos se tramitan de manera, más o menos,
racional y no pasan a mayores. Otros, en cambio, dan lugar a frases
destempladas, elevados tonos de voz y ofensas que duelen. Es entonces
cuando muchos se preguntan cómo reconciliarse después de una gran discusión.
El asunto
puede ser más complejo de lo que parece porque desandar lo andado o desmentir
lo dicho nunca es del todo posible. Algo queda de ese malestar en ambas partes. Sin embargo,
cuando la relación es valiosa, hay que encontrar el camino para reconciliarse
después de una gran discusión.
“No hay
reconciliación hasta que reconoces la dignidad del otro, hasta que ves su punto
de vista, tienes que registrar el dolor de las personas. Tienes que sentir su
necesidad”.
-John M. Perkins-
A veces el
conflicto se debe simplemente a que se dijo algo en un mal momento. En otras
ocasiones obedece a que ya hay patrones inadecuados dentro de la relación. Sea cual
sea el caso, estos tips podrían ayudar para saber cómo reconciliarse después de
una gran discusión.
El primer
paso para reconciliarse después de una gran discusión
Si la
discusión fue muy fuerte e hirió susceptibilidades, lo mejor es no tratar de arreglar
las cosas rápidamente.
Probablemente ambos tenéis muy fresco todo y os cueste mucho trabajo reaccionar
de forma serena ante cualquier palabra que diga el otro.
Tomar algo
de distancia ayuda para que las emociones se estabilicen. Al principio, siempre
se ve el error del otro. Con los días, lo usual es que uno también comience a
ver las fallas propias. En otras palabras, algo de tiempo y algo de
distancia son factores que ayudan a ampliar la perspectiva del problema.
Analizar
los sentimientos involucrados
Es muy importante hacer una reflexión acerca de qué estaba pasando exactamente antes de la discusión. ¿Había algún factor que alterara el estado de ánimo? Analizar esto permite identificar los posibles elementos externos que influyeron en el conflicto. Si estabas cansado, hambriento o alterado por algo, es posible que simplemente te hayas dejado llevar por un mal momento.
En cambio, si
todo estaba tranquilo y, aparentemente, normal, y aún así se desató un fuerte conflicto, se puede pensar en que el asunto es más de fondo.
Por eso es bueno identificar todos los sentimientos que están involucrados.
Miedos, culpas, enojos reprimidos o similares. De esta manera se encontrará el
camino para reconciliarse después de una gran discusión.
El
diálogo constructivo
Lo que sigue
es buscar a la otra persona para entablar un diálogo. Es necesario hacerlo en
el momento adecuado. No conviene apresurar los procesos por el afán de
reconciliarse después de una gran discusión.
Debes leer las señales del otro y captar si todavía se siente muy herido o
si ya ha estabilizado el enojo.
Primero debes decirle a esa persona que quieres hablar con ella para aclarar lo sucedido. Si su respuesta es reticente, seguramente necesita un poco más de tiempo. Si está de acuerdo, de ser posible, lo mejor es buscar un sitio diferente al habitual, que sea tranquilo.
Básicamente debes exponer lo que sientes y cómo te sientes. Habla acerca de cómo te hicieron sentir las actitudes o palabras de la otra persona. Refiérete solo a tus sentimientos. No intentes adivinar o adjudicarle sentimientos al otro. De eso se encarga esa otra persona, a la que debes escuchar con atención y sin interrumpirla.
Sacar
conclusiones
Si al
hablar se dan cuenta de que todo ocurrió simplemente por dejarse llevar por los
impulsos, resulta conveniente que analizar los patrones de
la relación. ¿Es muy
frecuente que eso pase? ¿Por qué no hay control sobre las reacciones
emocionales? ¿Qué se puede hacer para darle un manejo más maduro a las
emociones?
Lo que
sigue es validar los sentimientos del otro y hacerse responsable por los
propios. En otras
palabras, resulta conveniente que cada uno le exprese al otro que comprende sus
sentimientos y que lamenta haberlo lastimado. También reconocer cuál es la
parte de responsabilidad que le corresponde en la situación.
Perdonar
y sanar
El perdón mutuo es un pacto que ambas personas deberían estar dispuestas a cumplir. Significa el empeño de la voluntad para no volver a caer en los errores que suscitaron la discusión. Lo aconsejable es que ese perdón sea mutuo. Quizás uno de los dos fue más agresivo, pero para pelear siempre se necesitan dos.
Si una situación similar vuelve a presentarse, es necesario revisar los patrones en los que se mueve la relación. Muchas veces, sin darnos cuenta, introducimos formas inadecuadas de relacionarnos con los demás. Se trata de un caso más profundo, que debe examinarse con cuidado.
Dicen que el amor es ciego y que lo soporta todo, pero hay situaciones que no deben tolerarse y algunas de ellas se presentan mientras la pareja está en una discusión. Aprenda a no salirse completamente de casillas, a tener un protocolo para discutir y, sobre todo, determine cuándo las cosas han ido demasiado lejos y no puede continuar con la relación.
Cortesia L.M.es M.