Las 3 diferencias más importantes entre emoción y sentimientos. Aprender a diferenciarlos para gestionarlos mejor.
Seguramente más de una vez hayas
confundido una emoción con un sentimiento ya que, en la práctica,
experimentamos ambos fenómenos a la misma vez y son fáciles de confundir. Pero
es muy importante saber cuáles son las diferencias entre emociones y sentimientos,
porque la manera de gestionarlos es diferente y las necesidades que generan no
son las mismas.
En este artículo hablaremos
brevemente de las principales 3 diferencias entre emociones y sentimientos, el
objetivo es que sepas diferenciar entre estos para que logres una mayor
inteligencia emocional, seas más reflexivo y te evites arrepentimientos. Porque
las emociones y los sentimientos pueden llevarnos a hacer cosas que son fruto
del “calor” del momento pero si hacemos un esfuerzo por identificarlos y diferenciarlos
es más fácil modificarlos (Goleman, 1996).
Las 3 diferencias entre emociones
y sentimientos
1. Su origen automático VS
razonado
Mientras que las emociones tienen
su origen sobre todo en el sistema límbico y la parte más primitiva del cerebro,
los sentimientos pertenecen al lóbulo frontal. Es decir, los sentimientos son
fruto del pensamiento abstracto mientras que las emociones son innatas y vienen
determinadas genéticamente como fruto de la evolución. Así mismo, aunque nos
parezca raro, existe un número finito o “máximo” de emociones que podemos tener
como animales humanos mientras que no hay un máximo de sentimientos.
De hecho, los sentimientos (como
veremos más adelante) se definen a nivel verbal mientras que las emociones se
definen a nivel psicofisiológico. Los sentimientos tienen su origen en la
interpretación cerebral que hacemos de los eventos y las sensaciones mientras
que las emociones tienen su origen en la respuesta del sistema nervioso de las
respuestas rápidas (simpático y parasimpático).
“Mientras que las emociones tienen su origen sobre todo en el sistema límbico y la parte más primitiva del cerebro, los sentimientos pertenecen al lóbulo frontal”. 2. La velocidad y la rapidez con la que aparecen y cambian
Las
emociones se caracterizan sobre todo por ser bastante inmediatas, son el
sistema de alarma y supervivencia del organismo. Una vez hemos entendiendo qué
ha ocurrido y por qué nos sentimos de una manera o de otra, estamos hablando de
sentimientos y no de emociones. Para tener un sentimiento es necesario
pensar en lo que ha pasado (valorar la emoción), reflexionar sobre cómo nos
hemos comportado y así comenzamos a elaborarlo psicológicamente.
Como las
emociones nacen y mueren rápidamente, nuestro organismo tiene otro mecanismo de
valoración y motivación: los sentimientos. El sentimiento sería lo que “queda”
de la emoción. De hecho, una de las principales diferencias entre
emociones y sentimientos es que el sentimiento se va gestando poco a poco,
puede ir cambiando y modificándose y está presente durante días, semanas, meses
e incluso años.
3. La intensidad: las emociones son muy potentes
mientras que los sentimientos son más “suaves”
En primer
lugar, si entendemos que las emociones son el principal sistema de alarma y
motivación con el que nacemos, podemos comprender que serán muy intensas y
potentes. Las emociones básicas y universales son: alegría, ira/rabia,
miedo, sorpresa y tristeza; son muy intensas y nos mueven siempre a actuar o a
dejar de hacerlo. En este sentido, si afinamos mucho, la sorpresa sería una
emoción neutra cuya función es “estar alerta y muy pendientes de lo que va a
ocurrir”.
Si has
visto la película “Inside out” o “Del revés”,
observarás cómo las emociones siempre empujan a que “hagamos algo” o a que
“dejemos de hacerlo”. Por ejemplo, la tristeza lleva a que te alejes de los
demás, te aísles y conectes con el sufrimiento que tienes. Ahora bien, los
sentimientos son muchísimo más variados y lentos y nos llevan a reflexionar qué
es lo mejor que podemos hacer para dejar de sentirnos de manera incómoda o
desagradable.
En este
punto, es necesario destacar que la gestión de las emociones desagradables
se consigue mediante técnicas de desactivación y reconducción de la atención. Por
otro lado, la gestión de los sentimientos se consigue mediante experiencias
sentimentalmente correctivas, el diálogo socrático y la
reflexión guiada. Así, pueden ayudarte técnicas de desactivación y relajación
rápida.
“Los sentimientos son muchísimo más variados y
lentos y nos llevan a reflexionar qué es lo mejor que podemos hacer para dejar
de sentirnos de manera incómoda o desagradable”.
Finalmente,
podemos entender que como hay diferencias entre emociones y sentimientos, la
manera de gestionar estas experiencias es diferente. Mientras que las
emociones requieren de un momento de desconexión (por ejemplo
para no aumentar la rabia y perder el control), los sentimientos necesitan ser
escuchados y reconducidos (¿qué me pasa?, ¿qué puedo hacer para mejorar mi
situación). En cualquier caso, tanto la regulación de las emociones como la
reinterpetación de los sentimientos es posible y ayuda a tener una mejor salud
psicológica (Bigman, Sheppes & Tamir, 2017).
cortesia m.maravillosa.