UN AMOR DE VERANO

Verano. Posiblemente, 'la mejor época del año para el amor'. El calor, el tiempo libre, la mayor predisposición a salir todo ello propicia que conozcamos a nuevas personas o que veamos en los conocidos una chispa que antes no habíamos advertido. Definitivamente, si las bicicletas son para el verano, enamorarse en vacaciones también lo es.


Por lo general, "solemos enamorarnos cuando emocionalmente estamos más positivos y en vacaciones suelen darse varias circunstancias que nos llevan a estarlo: tiempo libre, relax, el clima, las salidas nocturnas... incluso nuestra forma de vestir y el color de nuestra piel nos ayuda a estar más seguros de nosotros mismos y, por lo tanto, más propensos a sentir que nos ven atractivos", afirma Gracia Molines, psicóloga ¿Y la intensidad? ¿A qué se debe?


Paula Rueda, psicóloga de medicina  quien apunta, sobre todo, al enamoramiento 'fugaz'. "Se nos presenta por la unión de muchos factores, en los que la libertad juega un papel fundamental. Sentirnos libres de estrés y de las preocupaciones del día a día, unido a la apertura mental con la que conocemos a nuevas personas, sin juicios ni pretensiones, es un factor que nos puede llevar a sentir de forma intensa esa nueva y excitante relación”, explica Rueda

. mismo, al pensar en el aquí y el ahora hace que disfrutamos mucho más. Aunque, del mismo, modo esa futilidad los hace más desgarradores. Para Gracia Molines una de las características que también los vuelve tan apasionantes es "que suelen acabar en el mejor momento de la relación, por lo tanto, son amores libres, pasionales porque se sufre al adelantar que podemos echar de menos a la persona, la inseguridad, la incertidumbre, etc.".


Algunas veces, de hecho, no volvemos a ver más a la persona amada. Es también este carácter excepcional, no rutinario y limitado en el tiempo, según Paula Rueda, lo que convierte al amor de verano convierte en algo espectacular e irrepetible. Lo que cabe preguntarnos, si no dura más allá de las vacaciones, ¿es real o es un ideal?

Para la psicóloga de Siquia "los sentimientos y las emociones que


vivimos son muy reales y profundos. En ocasiones el 'enganche' dura hasta el verano siguiente. Pero no hay que olvidar que tendemos, en cierta manera, a idealizarlos y, con el tiempo, más.

Amores de verano que duran          

En ocasiones, se da la magnífica coincidencia de que ese amor de verano es el 'amor para toda la vida'. O, al menos, ese es nuestro deseo. Para lograrlo, lo más importante es la voluntad de que salga bien, que ambas partes quieran continuar y adaptarse a la vida en común en invierno, incluso en ocasiones, a distancia.

Además, para conseguir que un amor de verano sea algo más que eso, "tendríamos que plantearnos precisamente que no queremos ese tipo de relación, ser más realistas, vivir el amor con los pies en el suelo, no hacernos ilusiones que no se puedan cumplir e ir paso a paso, sin pretensiones, con naturalidad. La clave está en vivir día a día y dejar que el tiempo haga su trabajo", aconseja Gracia Molines, de Siquia 

Y así podremos contar la historia de nuestro amor de verano que acabó siendo el compañero de vida.


 

cortesia H.C.