Cuando amas a alguien pero esa persona no te corresponde ¿qué haces? Puede que sea alguien con quien tuviste una relación muy íntima en el pasado, puede que sea simplemente un “crush”, un amor platónico…
Sea como sea, que el afecto y el amor no sean correspondidos duele mucho, demasiado. No podemos empeñarnos o albergar la esperanza de que nos va a querer porque, tristemente, lo más probable es que no vaya a ocurrir.
Como personas maduras,
adultas y racionales debemos intentar pasar página, debemos aceptar que no nos
quiere y a continuación vamos a ver algunos pasos para conseguir superarlo.
Cómo aceptar que no te
quiere
Puede que llegue un
momento en la vida que tras una larga e intensa relación, ésta se rompe. Al
principio es difícil, cuesta incluso asumir que ya no sois nada, pero es un
hecho: ya no hay pareja. Otras veces sucede que nunca habéis sido nada, pero
estás enamorado o enamorada de alguien a quien consideras especial, aunque él o
ella no opina lo mismo de ti. Y parece que va a seguir siendo así, así que ¿qué
le vamos a hacer?
Ya sea tu ex, una persona
de la que estás enamorado o, incluso, un amigo con el que has perdido la
relación, ha llegado el momento de aceptar que no te quiere. La reciprocidad
que tanto ansías simplemente no existe, no hay “feeling”. Puede que idolatres a
esa persona pero para ella tú no eres tan importante, o simplemente le has
dejado de interesar. Estás perdiendo el tiempo y las energías continuando
queriéndola y decir adiós es lo más recomendable para tu bienestar.
Aceptar que no te quiere
alguien a quien aprecias es difícil de asumir. Si bien de forma racional puede
que sepamos qué debemos hacer, siempre la teoría suena más fácil de lo que en
realidad es la práctica. Necesitaremos esfuerzo, reflexión y puede que hasta
lágrimas para aceptar el hecho de que ya no nos quiere o nunca nos ha querido
alguien importante para nosotros, pero se puede conseguir. Veamos unos cuantos
consejos a modo de guía:
1. Entender la situación
El primer paso para aceptar
que no te quiere es entender en qué situación nos encontramos. Puede que
acabemos de romper con nuestra pareja, que una persona de la que estamos
enamorados nos haya rechazado o que un amigo nos haya dejado de hablar por
cualquier motivo…
Sea la situación que sea
es muy importante entender todo lo que ha sucedido, relacionar las causas con
sus consecuencias y entender hasta qué punto la situación depende de nosotros,
de los dos o ha sido un cúmulo de casualidades que han hecho que nosotros
sintamos algo que no es correspondido por el otro.
La idea de todo esto es
comprender que hay cosas que no dependen de nosotros y otras que, aunque sí,
pueden salirnos rana. No siempre se consigue lo que uno se propone y, en
materia de amor, esto es una regla bastante común. Por lo menos, podremos
aceptar un poco mejor el rechazo entendiendo todo lo que esté en nuestra mano.
2. No se pueden controlar
los sentimientos de los demás
Siempre hay que entender
que no podemos controlar los sentimientos de los demás ni mandar en el corazón
de otra persona. No podemos forzar a nadie que nos quiera, ni tampoco obligarla
a que nos siga queriendo una vez la llama del amor o de la amistad se ha
apagado. El rechazo sentimental es doloroso, pero más doloroso es empeñarse en
que algo mágicamente va a cambiar porque nosotros queremos.
3. Poner distancia
En muchas ocasiones la
mejor manera de acelerar el proceso de aceptación de que no nos quiere alguien
es, simplemente, poner tierra de por en medio. La distancia nos va a ayudar a
olvidarla y, consecuentemente, reducirán nuestras ganas de que queramos que la
otra persona nos siga queriendo.
Ojos que no ven, corazón
que no siente. Si dejamos de quedar con ese ex novio o ex amigo, le pedimos a
las amistades que tengamos en común que no nos inviten si uno de los dos está
o, directamente, nos alejamos por un tiempo de donde vive podremos conseguir
que los sentimientos tan intensos que sentimos hacia él o ella vayan
debilitándose.
Y no solo hablamos de
distancia física, sino también social. Una buena idea para reducir lo que
sentimos hacia esa persona y hacer que lo que ya sabemos, que es que no nos
quiere, se vuelva más claro y fuerte en nuestra mente es evitando cualquier
estímulo procedente de ella y para ello no hay mejor técnica que la del
contacto cero: eliminarla de las redes sociales y evitar tener cualquier objeto
suyo en casa.
4. No culpar a nadie
Suele ocurrir que vivimos
el que nos rechacen como una especie de ataque, sobre todo si nos dan a
entender que es porque no valemos lo suficiente o porque no somos de su gusto.
Esto puede afectarnos a nivel de la autoestima y el autoconcepto, haciendo que
nos preguntemos si es porque no somos guapos, inteligentes, listos, especiales…
Cada uno tiene sus gustos,
pero también hay que tener en cuenta que el rechazar a alguien no significa que
se haga porque no le gusta, sino que también pueden estar implicados varios
factores como el miedo a una relación, estar ya comprometido con otra persona
o, simplemente, porque no hay nada que le despierte ganas de mantener ningún
tipo de relación con nosotros.
Nadie nos debe nada. No
podemos culpar a nadie de que nos haya rechazado, ni tampoco culparnos a
nosotros mismos de que no lo valemos. Cada cual tiene sus pros y sus contras, y
ni aún así son garantía suficiente de que nos aseguren que vayamos a conseguir
tener una relación con una persona que, supuestamente, podríamos gustarle. A
veces, incluso la persona más perfecta no se convierte en una persona especial.
5. Rodearse de seres
queridos
Hemos perdido un amigo o
una pareja o, directamente, nos ha rechazado alguien que creíamos que sí nos
iba a querer. Hay que rellenar ese hueco que nos ha dejado y lo mejor para ello
es quedar con quienes sí nos quieren
De la misma manera que hay
que aceptar que esa persona especial no nos quiere hay que intentar ver que ya
hay personas especiales en nuestro entorno y que además nos quieren.
Es posible que esperamos
una disculpa después de que nuestra pareja haya roto con nosotros o que un
amigo nos haya dejado de lado. Queremos respuestas, una mínima explicación del
por qué: “¿Hay otra persona?” “¿Me puso los cuernos?” “¿Cometí un error?” “¿Le
parezco aburrido?”
El motivo detrás de que
nos hayan rechazado puede ser muy diverso y es posible que nunca lo sepamos. Sí
que es cierto que a veces nos lo dice, lo cual es de agradecer porque de esta
forma nos ayuda a superar la fase de duelo mejor, pero otras no se tiene tanta
suerte y nos deja pensando y pensando qué podría haber sucedido, lo cual nos
desgasta mentalmente.
No es sano esperar siempre una disculpa ni tampoco una explicación. De hecho, es posible que la otra parte también la espere porque nos considere los responsables de que esto haya ido mal, de que no haya funcionado, aunque ni nosotros mismos sepamos exactamente el qué. Cada uno puede tener una visión muy diferente de cómo fue la relación, con lo cual es bastante probable que ambos os consideréis “la víctima”
Añadido a esto, nuestras amistades, familiares o demás seres queridos pueden servirnos como muy buenos distractores, poniendo el foco de atención hacia los buenos momentos que estaremos viviendo con ellos y dejando de lado los que no pudieron ser o que ya fueron con quien no nos quiere.
En eso que intentamos aceptar de una vez que no nos quiere, no debemos descuidar nuestra salud física y mental. Lo más sano que podemos hacer en estos momentos es trabajar la relación con la persona más importante de nuestra vida: nosotros mismos. Por ello debemos centrarnos en cultivar un buen amor propio y respeto hacia nuestra persona.
La única manera de tener
una buena relación con los demás es manteniendo una buena relación con nosotros
mismos, satisfaciendo nuestras necesidades y cumpliendo nuestros sueños.
Debemos mantener nuestras aficiones, vigilar la dieta, hacer ejercicio y seguir
quedando con amigos y familiares. Debemos mantener actividades significativas
para poder distraernos y conseguir ser felices.
cortesia P.M.