EL PERDÓN DE TODO CORAZÓN

Aprender a perdonar es imprescindible para mantener el bienestar en una pareja. Descubre los efectos de no perdonar y la mejor manera de hacerlo.

Si tienes o alguna vez has tenido una relación de pareja, seguramente te hayas visto en la situación de tener que pedir perdón, o ser perdonado. Pero, aunque resulta lógico pensar que cuando fallas a alguien que amas, pedir perdón es lo correcto, no todo el mundo lo hace y éste no siempre funciona.


    ¿Por qué hay personas a las que les cuesta tanto pedir perdón?

    ¿Por qué hay personas a las que les cuesta tanto perdonar?

    ¿Qué efectos tiene no perdonar?

    ¿Cuál es la forma más efectiva y reparadora de pedir perdón?

    Recomendación

¿Por qué hay personas a las que les cuesta tanto pedir perdón?


Porque algunas personas tienen un “yo” muy frágil, y les cuesta separar sus acciones de su personalidad. De este modo, cuando la pareja les señala que han hecho algo mal, se lo toman como si se les estuviera insinuando que son malas personas. Esto provoca que vivan cualquier tipo de disculpa como una amenaza seria para su identidad y autoestima, y que por ello intenten evitarlas.

    Porque cuando estas personas sienten que sus imperfecciones están saliendo a la luz, lo primero y único que les preocupa es volver a recomponer su imagen, que se ha visto dañada con las acusaciones del otro, y en lugar de disculparse, se defienden por sentirse atacados.

    Porque en lugar de considerar las disculpas como una oportunidad para comenzar a resolver el conflicto con la pareja, entienden que, si reconocen sus errores, la otra persona inevitablemente, aprovechará la oportunidad para sacarle en cara acusaciones y errores pasados, por lo que prefieren evitar dichas situaciones y así no enfrentarse a escenarios difíciles de manejar.

    Porque tienen una visión del mundo muy polarizada, del tipo “todo blanco o negro”, y si se disculpan, temen que ellos tengan que asumir la plena responsabilidad, y que el otro pueda “irse de rositas” y exento de cualquier culpa.


¿Por qué hay personas a las que les cuesta tanto perdonar?

Porque hay personas que tienen una idea equivocada acerca de lo que significa el perdón: “si perdono… estoy dando la razón a quien cometió un error, me mostraré de acuerdo con lo sucedido, estoy abriendo la puerta a que la situación perdonada continúe ocurriendo, le estoy restando importancia a algo que me ha hecho mucho daño, etc.” Pero perdonar no elimina el daño sufrido, no lo borra de la memoria, y tampoco es una especie de permiso para que la persona perdonada vuelva a cometer el mismo error en el futuro.  Perdonamos para quitarnos el veneno del resentimiento que, con el propósito de lanzarlo a la pareja, acaba siendo autodestructivo; es decir, perdonamos para reducir los comportamientos negativos que surgen como consecuencia de haber experimentado una traición.

    Porque hay situaciones en nuestro día a día que nos pueden recordar la traición sufrida y hacernos experimentar de nuevo la emocionalidad negativa (rabia, ira, tristeza, etc.) del inicio del conflicto, dificultándonos de éste modo, el poder conceder el perdón.

    Porque al sentirnos heridos, es posible que, consciente o inconscientemente, queramos castigar a la persona que nos ha ofendido y busquemos oportunidades para lastimarla, en lugar de para perdonarla.

    Porque al perdonar al otro, es posible que nos invada una sensación de vulnerabilidad que asusta, y para seguir percibiéndonos fuertes, una opción es seguir manteniendo el rencor hacia el otro.


¿Qué efectos tiene no perdonar?

    La persona se vuelve esclava de la situación y vive constantemente recordando lo sucedido o incluso deja de vivir su propia vida.

    Se deteriora el vínculo de la pareja y se acumulan rencores.

    Se re-experimenta de forma continua emociones como la ira, la indignación, la tristeza, la decepción, la perdida de autoestima, el dolor o el enfado.

    Se construye una idea irreal acerca de la imposibilidad de poder fallar en la pareja.

Como vemos, perdonar no es algo tan sencillo como decir te perdono y olvido lo que pasó. Por ello, gran cantidad de parejas acuden en busca de ayuda profesional para conseguir entender el perdón y practicarlo de forma reconciliadora y que suponga una posible renovación de la pareja.

¿Cuál es la forma más efectiva y reparadora de pedir perdón?

    Expresa arrepentimiento por lo que hiciste: asume la responsabilidad de tus errores y no intentes “dar la vuelta a la tortilla”, pues este comportamiento es sumamente tóxico y, además, adictivo.

    Explica lo que sucedió: responde a todas las preguntas que tiene tu pareja para así evitar “que se monte una película” sobre cosas que no han sucedido, y no escatimes en detalles. Si se entera de cosas a posteriori que tú no le has contado, la traición aún puede vivirse como mayor.


    Asume tu responsabilidad: no le des vueltas a las cosas, ni busques otros culpables. Debes tomar responsabilidad completa del daño que causaste.

    Empatiza con tu pareja: especifica y explica que entiendes que lo que has hecho está mal, y el dolor que le puedes haber causado, y que comprendes cómo todo esto puede dañar a vuestra relación.

AMOR MUY FUERTE

 

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A veces, el primer amor no siempre llega en el orden correcto. Hay relaciones que acontecen en la edad madura, permitiéndonos descubrir a personas mágicas e inesperadas en cuyos abrazos nos gusta refugiarnos, porque huelen a hogar y sus besos saben a azúcar y fuego a la vez. Porque el amor maduro no entiende de edad, es digno y vital y energizante.



Un hecho común en muchos de estos casos en que se consolidan relaciones tan significativas en la edad madura, es que alguno de los miembros tenía la clara seguridad de que en su caso, las puertas del amor se habían cerrado para siempre. En ocasiones, almacenamos fracasos sentimentales tan desoladores que tenemos la sensación de que nuestro corazón, convertido ya en piedra, ha caído en lo más hondo de un pozo.

    Los amores maduros se encuentran en la media tarde de la vida. Son personas libres, tranquilas de corazón y ricas de pensamiento, porque en sus rostros bailan las sonrisas y las ganas por seguir queriendo. Porque a veces, el primer gran amor no siempre llega en el orden correcto

Hemos de señalar también algo importante. No todas las personas, solo por llegar a a los 50 o los 60 años, son capaces de construir un amor maduro, consciente y feliz. Hay muchos corazones amargos que no han purgado penas, que no han sido capaces de hacer ese viaje interior donde poder perdonar, donde hacer de las vivencias pasadas senderos renovados que transitar con ilusión.


Porque la madurez personal no la trae los años ni tampoco los daños. Sino la actitud y esa sabiduría de las emociones donde no todos han adquirido su doctorado, su maestría. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

hombre besando mujer

El amor maduro, construyendo presentes perfectos

Cuando uno llega a a esa edad en que las décadas han trazado en nosotros más historias de las que podríamos contar, nos vemos en ocasiones como esas frutas maduras ligeramente magulladas por los bordes. Ahora bien, no hay que olvidar nunca que las frutas maduras tiene un sabor mucho más dulce y placentero, que esas otras demasiados verdes, demasiado prietas y ligeramente amargas.

Nuestras vivencias no son un lastre. Al contrario, nadie debería ser el resultado de sus decepciones, de sus fracasos o aún menos de las heridas que otros les infringieron. Somos nuestra actitud ante todo lo experimentado, nunca un mero resultado. Por ello, el amor maduro añade al sentimiento una dosis de sabiduría para poder construir aquello que de verdad importa: presentes felices, presentes dignos y apasionados donde descubrirse el uno al otro.

Ninguno de los dos miembros renuncia a sus pasados, simplemente se aceptan, como se aceptan las pieles desnudas habitadas por algunas cicatrices, alguna arruga dejada por el tiempo en esos rostros y en esos cuerpos perfectamente imperfectos donde por supuesto, tampoco importan las décadas ni las decepciones. Solo el placer del aquí y ahora.


Sabios artesanos del amor

 Francesco Alberoni es un conocido sociólogo especialista en relaciones afectivas que nos ha dado libros tan interesantes como “Enamoramiento y amor”. Según él, el ser humano humano aún no ha comprendido cuáles son los mecanismos del amor auténtico y duradero. Muchos nos dejamos llevar por ese naufragio químico que es el enamoramiento, la pasión, la necesidad del uno por el otro, pero pocos llegan a entender que por encima de todo, amar es saber construir.


     El amor no tiene edad, porque el corazón no tiene arrugas, porque el amor si es intenso y puro, siempre es joven

 Los amores en la edad madura ya conocen sobradamente lo que es estar enamorado, por ello, lo que ansían en esta etapa de la vida es algo mucho más profundo a la vez que delicado. Desean intimidad, la complicidad de dos miradas que se entienden sin palabras, disfrutar de espacios comunes pero respetando a la vez la individualidad de cada uno. Ansían un vínculo fuerte y noble en el que trabajar e invertir cada día por ese pacto implícito pero presente: el amor.

pareja fusionada en un árbol amor maduro


Decía Erich Fromm que amar es un arte. No es solo una relación placentera, esa que nos aporta sin lugar a dudas el propio enamoramiento, ahí donde casi no se necesita hacer nada, solo sentir, solo dejarse llevar, respirar, soñar y dejarnos caer en los recovecos profundos del deseo.