El verano es una época
perfecta para muchas cosas: descansar, viajar, retomar viejas actividades,
hacer ejercicio... y también es un momento idóneo para encontrar pareja y
comenzar una relación.
Sin embargo, los amores de
verano pueden ser engañosos y acabar perjudicando a la propia pareja.
Cómo sobrevivir a un
amor de verano
Durante las vacaciones
estamos más relajados y con menos obligaciones. Además, aumentamos
nuestras relaciones sociales, así como nuestro tiempo libre.
Gracias a todo ello, el
verano se convierte en la época perfecta para encontrar pareja, para comenzar
una relación o incluso para afianzarla.
Los pros de una
relación veraniega
Comenzar una relación en
el verano tiene muchos aspectos positivos. Para empezar, si ambos
disfrutáis de tiempo libre, podréis pasar mucho más tiempo juntos, dedicaros al
otro y hacer multitud de cosas en pareja.
Aprovechad estos momentos
para compartir actividades, vuestras ideas y vuestros gustos, y abríos al otro
para conoceros mejor.
No sólo eso, sino que el
amor se potencia altamente. Ya sabemos que, en los primeros meses de las
relaciones, el enamoramiento reina
en la pareja.
Es la fase de las
mariposas en el estómago, del deseo de estar con el otro constantemente, de
esa sensación de necesidad por la pareja.
Es la etapa en la que
muchos creen que el concepto de amor es más puro y original. Sin embargo,
éste cambia y hay que adaptarse.
Durante esta época del
año, en vacaciones, relajados y con mucho más tiempo para dedicarse al
otro, esta fase se hace incluso mayor y más fuerte, con lo que
las primeras sensaciones son mucho más intensas.
Los contras de una
relación veraniega
No obstante, no todo
es de
color de rosa. Es posible que viváis estas primeras semanas y meses de
relación de forma altamente positiva, pero eso no significa que la relación
vaya a ser así siempre.
Hay que adaptarse y saber
qué vendrá posteriormente. Al vivir el inicio de una relación durante
el verano, muchas personas creen que, cuando terminen las vacaciones, todo
seguirá igual.
Pero no siempre es así. El
tiempo libre se acorta, las oportunidades para verse son inferiores y
hay más responsabilidades que requieren de mayor atención. También
cambiamos de escenario.
Normalmente en vacaciones
estamos en un apartamento en una zona costera, todo el día en la playa, o en
una casa en la montaña. Estos lugares los tenemos asociados al descanso y al
disfrute.
Al volver a nuestra rutina
diaria regresamos
al lugar donde trabajamos, que asociamos al cansancio y a la
monotonía, por lo que nuestro estado de ánimo se ve perjudicado y
creemos que la relación también se deteriora.
Cuando esta magia y
enamoramiento inicial parece que desaparecen, muchas parejas creen que el amor
ha terminado y la relación no prosperará. Pero no es así.
No debemos dejar que
esta nueva fase supere a la pareja.
Aunque ya no disponemos de tanto tiempo para pasar juntos, hay que hacer un
esfuerzo por seguir haciendo cosas el uno con el otro.
Seguid planificando
actividades de ocio y disfrutando de
cada momento juntos. Es el momento de hacerlo. Pero tampoco os
obsesionéis con que la relación deba ser siempre así.
Los primeros meses son
intensos y emocionantes, y más en verano, pero esto terminará tarde o temprano,
y hay que saberlo, adaptarse a ello y aceptarlo. No hay más que entender.
El amor cambia y el
enamoramiento como tal seguramente desaparecerá, pero la pareja puede
permanecer.
Recordad que el amor de
verano no es más que eso, una etapa más de la relación, concentrada en unas
pocas semanas, que disfrutaréis más que nunca, pero que no es más que el inicio
de la pareja.
cortesia EPDH