SANTO REMEDIO


  EL AMOR LO CURA TODO Si hace un par de entradas hablaba de uno de los principales causantes del aumento de las consultas de psiquiatría, la adoración a uno mismo, hoy voy a hablar de otro tanto o más relevante (y muy relacionado con el anterior): el sentimiento de vacío o de sin sentido.
Y es que la vida parece compleja, pero no lo es. Resumiendo, resumiendo, podríamos decir que basta con una cosa.
 Amor
¿Y eso es original? Bueno, sí y no. Ya, ya sé que no parece muy original (no he originado yo la idea), pero sí me he basado en lo que el ser humano desde sus orígenes lleva deseando e intuyendo. Luego sí es original.
Me explico. En un resúmen algo más extenso, Maslow resumió las necesidades vitales en 5:abraham maslow motivacion piramide de necesidades
Ahora vamos a revisar un poco el concepto Amor. Podríamos definirlo como aquello que recibimos cuando nos aman, o aquello que damos al amar. Lo cual nos lleva a la pregunta ¿qué es amar?
Amar es buscar y desear lo complementario (eros hacia lo hetero)
Amar es estar y gozar con lo semejante (filia hacia lo homo)
Amar es cuidar (en latín se diría curar) a quien está poco cuidado (cáritas) en sí
Amar es admirar y alabar a lo más valioso en sí
Quizá por eso dicen que no hay amor más grande que el de los padres a los hijos, pues les aman como complementarios, como semejantes, como a seres que cuidar, y como a seres valiosísimos..
Pues bien. Si revisamos la pirámide de Maslow, veremos que cada nivel de necesidad puede ser saciado por quienes nos aman/cuidan/acompañan/buscan. Y que cuando no tenemos otros que nos aman/cuidan/acompañan/buscan, echamos mano del autoamor/cuidado/compañía/búsqueda. Nuestro deseo de ser válidos quizá no es más que el deseo de atesorar aquellos talentos y frutos que nos hacen ser amables, o amadores. Y nuestro deseo de autorrealización, llegar a dar (es decir, compartir, amar) todo lo que en potencia podemos llegar a dar de nosotros mismos...
O sea, que volvemos al Amor como necesidad/anhelo universal.
Pero el autoamor es insuficiente, así que buscamos conducir a los demás hacia nosotros para que nos amen.

¿Y cómo conduce uno a un desconocido hacia sí mismo para recibir algo? Es decir, ¿cómo puede uno se-ducir, en un término que hoy usamos de modo instrumental, pero que tiene también uso noble? Uno seduce por lo que atrae. La seducción es el resultado natural de la promesa que recibimos (explícita o no, verbal o no verbal) de que se nos van a saciar necesidades. Es lo que sentimos hacia algo o alguien atractivos. Si alguien (equivocadamete) quiere atraer o ser atraido fugazmente,  todos conocemos las características que seducen rápidamente:
el dinero (promete seguridad, validez y cuidados)
la fuerza/altura (promete seguridad y capacidad de lograr cuidados),
el aspecto sano ( delgado en tiempo de obesidad, grueso en tiempo de hambre)
el ingenio (promete aliviar la angustia con humor, y resolver problemas con imaginación),
la sumisión o la actitud propicia al apareamiento en la mujer (en el hombre se da por hecho, y puede ser incluso amenazante, o su falta signo de debilidad),
la dominancia o capacidad de ver los talentos invisibles en el varón (depende de si la mujer da más importancia a su validez y seguridad doméstica o a los enemigos extra domésticos),
lo muy estrogénico (pechos, labios, caderas) o testosterónico (virilidad) visible, audible u olfateable (atributos masculinos o femeninos).
Los empresarios nos venden sucedáneos de estos atributos "seductores", y a fe que es un negocio próspero el de lo lujoso, lo estético, lo maquillador que exagera masculinidad o feminidad, lo ostentoso...
Si conocen poco.

Pero volvamos a nosotros. Nuestra sed de amores es infinita. Ojo, digo de amores, no de cuidados: los niveles más bajos de la pirámide de Maslow sólo necesitan que los saciemos, y si tras hacerlo seguimos llenándolos, caemos en el hartazgo (y en las adicciones) o lo sustituimos por sus sucedáneos comprables (petit amour se llamaban los chocolates que me trajo la semana pasada una antigua paciente agradecida)...
Vuelvo, pues, a decirlo más concretamente: nuestra sed de amores (en el sentido de los tres niveles superiores de la pirámide) es infinita. Por ello, lo buscaremos en filias, eros, admiración o cáritas. Son esas personas a las que llaman ángeles, o santos, de muy diversos credos, pero con un mismo sentir y hacer (Teresa de Calcuta, Vicente Ferrer, Ghandi, el Padre Kolbe, el Padre Damián... y miles de otros cuyo nombre ni siquiera trascendió), ejemplos vivos de Amor y rebeldía humilde para millones de personas, aunque su autoconfianza pudiera parecer narcisista y extravagante a ojos que no saben ver (ne scio, necios).
O sea, que al final, los Beatles tenían razón (All we need is love), Michael Jackson tenía razón (mira la letra de Heal the world)Agustín de Hipona tenía razón (dilige et quod vis fac) Jesús de Nazareth tenía razón (Amaos unos a otros) y los niños, en sus primeras palabras escritas, nos cuentan su mayor gozo, y el sueño que perseguirán toda la vida Mi mamá me mima mi mama me ama <3 yo amo a mi mamá. Más artes en ...
cortesia gglezb