EL LAPICERO ANTICORRUPCIÓN YA LO EMPLEA LA PNP,Debería aplicarse a los Fiscales y Jueces



El policía ingresa a una de las salas y se acomoda sobre una silla que tiene un sensor de movimiento en el asiento. Es un ambiente pequeño, de paredes blancas, y una mesa con una laptop sobre ella. Después de un intercambio de palabras con quien se encargará de la prueba, le ponen un sensor en los dedos que tomará su temperatura, un medidor de ritmo cardíaco en el brazo y unos cables en el abdomen que indicarán si hay cambios en su respiración.
"Para hacer la prueba informamos a la persona en qué consiste la evaluación. También vemos su estado de salud. Si está en condiciones requerimos su autorización firmada, porque la prueba es voluntaria. Después procedemos a la evaluación", explica la Coronel PNP, Bertha Santillán, jefa de la Oficina de Credibilidad y Confianza de la Dirección de Inteligencia del ministerio del Interior (Digimin).
Las preguntas dependen de lo que se desea averiguar. El entrevistado debe contestar sí o no. En la pantalla de la laptop se muestran las gráficas de sus respuestas corporales. Son tres líneas que pueden mantenerse estables o sufrir alteraciones. Si esto pasa muy seguido es que el entrevistado no está siendo sincero. Incluso el sensor en el asiento, indica si no se comporta con naturalidad. La prueba tiene un rango de exactitud –según estándares internacionales– de entre 80 y 93%.
Una entrevista de este tipo puede durar dos horas o más. "La base de una buena evaluación es la calidad de la entrevista que se realiza. Aquí, en la Digimin, todo el personal pasa la prueba", explica la coronel Santillán. Hay varios tipos de prueba: las de preempleo, que se toman para que alguien ingrese a trabajar en una dependencia; las de rutina, cuando el personal ya trabaja ahí; y las que tienen que ver con investigaciones específicas. Cada una tiene una técnica distinta.
En ningún caso se hacen preguntas de tipo personal, que impliquen opiniones políticas, de religión o índole sexual. Todas las sesiones se filman –vimos una cámara en la sala que visitamos– para asegurar que ha sido tomada siguiendo los estándares técnicos que garanticen un nivel de credibilidad y confiabilidad.
Desde el anterior gobierno, el personal de la Dirección Nacional Antidrogas (Dirandro) ha pasado por esta evaluación y lo mismo ocurre en la Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional (Dirin). Ambas unidades, junto con la Digimin, tienen equipos especializados de poligrafistas que evalúan a su personal y pueden evaluar también a otras unidades policiales que se lo pidan.
Un plan mayor
En su oficina del ministerio del Interior, Leonardo Caparrós, jefe del gabinete de asesores y de la Oficina de Integridad del portafolio, explica que el uso del polígrafo es parte de las muchas medidas que se están implementando para combatir la corrupción en el sector.
"Durante las muchas gestiones que han pasado por el ministerio, incluyendo nosotros hace años, siempre se ha dicho que la Inspectoría no sirve. Y con esa premisa se creaban mecanismos anticorrupción desde el ministerio que fracasaban. Desde aquí no se puede controlar a 120 mil policías. Por eso se tiene que contar con una Inspectoría que funcione: son 1,300 personas que deben hacer su trabajo, más las 200 de Asuntos Internos", explica.
El gobierno publicó en diciembre pasado el decreto legislativo 1291 que aprueba 'herramientas para la lucha anticorrupción en el sector Interior'. Ese decreto le da herramientas a Inspectoría de la Policía Nacional para que pueda realizar una efectiva fiscalización sobre todo el personal policial.
"El decreto te da armas preventivas contra la corrupción: le pide declaración de rentas a los policías; plantea la 'prueba de control y confianza' que es el polígrafo, que ya se usa en la Dirandro y otras unidades especializadas; y también te da el agente encubierto, que irá a las comisarías a pedir un servicio y verá si se lo dan o le piden una coima. Eso servirá para mejorar la atención a la ciudadanía", comenta.
El uso del polígrafo se extenderá, además de las unidades donde ya se usa, a todos los integrantes de Inspectoría y Asuntos Internos. "Esos 1,500 policías, una vez que hayan superado esa prueba, que hayan sido fiscalizados, evaluarán a los 120 mil policías que hay en todo el país. Ellos serán una garantía de que van a fiscalizar bien a los otros", explica.
Para Caparrós, otras unidades policiales que pueden pasar por la prueba del polígrafo son aquellas que ven el lavado de activos, la trata de personas o el crimen organizado. También podría usarse en casos específicos como pasar por esta prueba a todos los policías que cumplen labores en el Vraem, o aquellos policías que trabajan en Cañete o Chincha, donde hay denuncias de que pueden estar coludidos con traficantes de terrenos.
"Se le puede dar un uso focalizado, sabiendo qué quieres. El polígrafo no mete a la cárcel a nadie, pero sí ayuda a tomar decisiones. Por ejemplo, si un comisario tiene varias denuncias por ciertos temas, puede pasar por el polígrafo. Si se confirman las denuncias, por política institucional, ya no debería manejar recursos y eventualmente sería invitado al retiro", explica.
Nada de esto se ha hecho todavía, pero el decreto existe y pronto todo lo que aquí se anuncia puede concretarse. Caparrós adelanta: "En algún momento deberá ser normal que todas las unidades especiales pasen por el polígrafo. Sobre todo aquellas que mueven grandes cantidades de dinero".
Ampliar el panorama
El comandante PNP (r) Anibal Torreblanca fue jefe de la Unidad de Confiabilidad y Evaluación de Credibilidad de la Dirandro. Él se encargó de dirigir al equipo que actualmente evalúa a todo el personal que participa en la lucha antidrogas. Es director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Poligrafistas y un especialista en el tema.
Para el ex oficial la presencia del polígrafo en los distintos ámbitos del aparato estatal todavía es precaria.
"La Policía y todos los institutos armados tienen equipos de poligrafía, pero es necesario ampliarlo a otros espacios. En ese sentido es bueno que el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera haya dicho que todo su personal ha pasado por el polígrafo. También tengo entendido que en el proceso de selección del Superintendente de los Registros Públicos se usó el polígrafo. Es importante que dentro del sistema de seguridad del aparato público se considere esta herramienta", dice.
El experto dice que el primer equipo de poligrafistas en la Policía Nacional se formó en el 2012, financiado por la DEA para la Dirandro. En el 2015 fue repotenciado bajo su mando y desde entonces ese equipo –en el cual ya no está porque pasó al retiro– se desempeña bajo estándares certificados a nivel internacional.
"Todos los que van a trabajar en la Dirandro pasan la prueba y aquellos que ya están ahí la pasan cada año"
, cuenta.
Hoy, ya en el ámbito privado, Torreblanca señala que la prueba del polígrafo tiene todavía muchos espacios donde aplicarse. Dice, por ejemplo, que en el ámbito civil empresarial se puede usar para la selección de empleados, o para investigaciones específicas, como tomar la prueba a empleados que pueden haber cometido un ilícito. Para ello deben dar su consentimiento y pueden estar acompañados por un abogado.
"También puede incluirse como prueba en un proceso judicial en el cual las partes están de acuerdo. Hubo un caso, que es público, en donde un hombre acusado de violación aceptó pasar la prueba. En ella aceptó su culpabilidad. El resultado fue al juez y este, con el resto de pruebas, sentenció. Este examen le puede dar un argumento más al juez para tomar una decisión", comenta.
Un poligrafista profesional debe haber tenido 480 horas académicas de formación, haberse formado por una escuela certificada por instituciones como la Asociación Americana de Poligrafistas (APA) y tener horas anuales de especialización. Los ámbitos en que el polígrafo, o detector de mentiras, puede ser usado son variados y recién estamos empezando. Si puede servir para controlar, aunque sea un poco, la ola de la corrupción, es bienvenido.
CORTESÍA la republica