El covid-19,
¡qué fuente tan grande de inspiración sería para William
Shakespeare si viviese en nuestro tiempo! A raíz de la
pandemia he ido observando mi entorno y contemplando las diferentes tramas
y escenas de aquellos a quienes Cupido asestó con sus flechas en algún momento.
Los hay que insisten en torturarnos enseñándonos lo maravilloso que es
estar enamorados, también los que empapan de lágrimas el cojín, o bien porque
solo pueden hablar con su pareja a través de una pantalla o bien
porque han roto el amor de tan poco usarlo.
Luego están aquellos que son veteranos en el amor y ya hace tiempo que viven juntos sin ningún otro tipo de compromiso que no sea el puramente dictaminado por Dios o por un alcalde. En estos casos la situación pasa a ser totalmente diferente, la monotonía del día a día se acentúa, las series de los canales de prepago dejan de ser suficientes y el teletrabajo pasa a ser la única vía de escape para dejar de oír los continuos reproches que se hacen mutuamente.
Sin
embargo, si hay un tipo de relación que me despierta una especial sensibilidad
es la de las parejas con hijos. Como si de una película de
suspense se tratase, veo a padres exhaustos ocupándose de mantener
distraídos a los más pequeños mientras lidian con la rebeldía de los
adolescentes e intentan mantener una buena armonía entre ellos. Y todo
ello, para colmo, trabajando desde casa. Al ver esta situación tan
caótica, un torbellino de emociones se arremolina en mi mente; sentimientos que
van desde la admiración hasta al alivio de no estar en la misma situación.
Y por
último estamos los solteros, aquellos que esperamos agazapados en soledad a que
nos dejen salir del confinamiento para poder volver a practicar la
danza del cortejo. Toda esta diversidad de relaciones que me dedico a
observar desde la distancia enriquece mi mundo y lo hace menos agonizante,
mientras espero que todos poder volvamos abrazarnos de nuevo.
El
amor en tiempos de pandemia puede llegar a parecerse bastante a una trama de
novela. El aislamiento social ha cambiado nuestra forma de vincularnos,
agudizando conflictos y en otras mostrando solidaridad y amor.
Los
encuentros, las risas, caricias y besos, ahora están obstaculizados por una
mascarilla o incluso limitadas hasta estar seguros en un ambiente libre de
covid-19 ,que por ahora, no tenemos conocimiento de cuándo será.
Durante este tiempo de pandemia, se ha visto afectada en áreas de la vida social, familiar e incluso en lo laboral, ya que se trata de un aislamiento físico, aunque también lo llaman aislamiento social ya que no podemos estar cerca de personas en lugares abiertos.
¿La falta de contacto físico durante este tiempo ayudará a seducirnos de
otra manera, a crear relaciones más duraderas? ó ¿se ha
convertido en un desafío compartir los mismos espacios cada día en la rutina
del hogar durante la cuarentena?
Pensar
este argumento puede asustar, a pesar que ya está sucediendo.
Destacando que “Cada persona tiene su propia forma de convivir con la incertidumbre, la angustia, el miedo y el estrés propio de una pandemia que experimenta cada uno de forma distinta.”
Es
por eso que, tenemos la oportunidad de descubrir lo que nos puede fortalecer,
creando diálogos donde se respeten las individualidades, ya que pueden llevar a
buscar otras formas de interacción para aprender a fortalecer la relación.
Sin
embargo, el amor siempre se abre paso en cualquier escenario.
cortesia G.P.OROPEZA
R.ALVAREZ