Una fecha especial 13 DE MAYO para le fe católica. Según esta, hace 100 años la Virgen se apareció por primera vez ante
tres pastorcitos de Fátima (Portugal): Lucia dos Santos y sus primos Francisco
y Jacinta Marto. Los últimos dos, que fueron proclamados santos este sábado,
fallecieron poco después (1919 y 1920) por una epidemia de gripe, mientras que
Lucía vivió hasta el 2005 y escribió los tres secretos que les reveló la
presencia divina.
Tras las
apariciones de la Virgen los días 13 de cada mes entre mayo y octubre de 1917 y
la muerte de los otros pastorcitos, Lucía se convirtió en la guardiana de los
secretos. En 1921, ingresó al convento y fue monja el resto de su vida, con
contadas apariciones públicas. Su obra fue los tres secretos de Fátima,
transmitidos a ella y a sus parimos y certificados y autorizados por la Iglesia Católica.
Los dos primeros fueron dados a conocer en 1941 y el tercero recién en el 2000.
Jacinta y
Francisco fueron proclamados santos por el milagro de la milagrosa recuperación
de un niño brasileño. En el caso de Lucía, el 2008 se inició su proceso de
beatificación.
Primer y
segundo secreto:
El
secreto consta de tres partes distintas, de las cuales voy a revelar dos.
La
primera fue, pues, la visión del infierno.
Nuestra
Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra.
Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas
transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el
incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con
nubes de humo que caían hacia todos los lados, parecidas al caer de las pavesas
en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y
gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. Los
demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales
espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.
Esta
visión fue durante un momento, y ¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que
antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos al Cielo! (en la primera
aparición). De no haber sido así, creo que hubiésemos muerto de susto y pavor.
Inmediatamente
levantamos los ojos hacia Nuestra Señora que nos dijo con bondad y tristeza:
– Visteis
el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios
quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace
lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra pronto
terminará. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI
comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed
que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus
crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la
Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la consagración de
Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados.
Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá
sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los
buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias
naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo
Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún
tiempo de paz.
El tercer
secreto se escribió en 1944 y al inicio no se reveló. Solo pudieron leerlo el
entonces Papa XII y sus sucesores Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan
Pablo II, quien decidió hacerlo público en el 2000.
Tercer
secreto:
Tercera
parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.
Escribo
en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia
Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después
de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra
Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano
izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo;
pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con
su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano
derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en
una inmensa luz qué es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un
espejo cuando pasan ante él» a un obispo vestido de blanco «hemos tenido el
presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros obispos,
sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre
había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la
corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio
en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante,
apesadumbrado de dolor y pena,
rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a
la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto
por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y
flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los obispos sacerdotes,
religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de
diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos ángeles,
cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían
la sangre de los mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.
cortesia rpp