El número 23 nunca había sido una cifra tan triste. Para los peruanos significó el fin de la ilusión- de llegar por primera vez a la final de un mundial de menores. La selección peleó la clasificación hasta el final, pero el punto 23 de China en el quinto set nos quitó la oportunidad de luchar por la medalla de oro-.
Entonces todo fue rabia, resignación. Las chicas se derrumbaron-. Con las caras desencajadas, se despidieron de su rival y rápidamente fueron a refugiarse en el camerino para pasar ese trago amargo llamado derrota.Natalia Málaga no las interrumpió. No entró al vestidor. Con la experiencia de haber sido seleccionada y haber sufrido derrotas tan duras como la de hoy, prefirió quedarse haciendo guardia en la puerta, optó por respetar el dolor de sus pupilas y cuidarlas de cualquier malintencionado.
La selección de menores enrumbó luego hacia el bus. Ojos llorosos, caras largas y cuerpos cansados delataban la realidad del momento. Natalia subió diez minutos después y, ahí, parada en el pasadizo del carro, y mirando a un tristísimo público, empezó su charla. Esta vez no para criticarlas, sino todo lo contrario.
“¿Por qué lloran? Ya no se llora más”, dijo fuerte en un primer momento. “¡Levanten esas caras! Esto que nos ha pasado es para que aprendan. A mí también me pasó, pero de estas cosas solo se aprende una vez. Y esa vez es hoy, porque mañana pin** que nos la hacen, pin**”, agregó intentando subirles el ánimo y pasar la página aunque cueste.
Ángela Leyva, la jugadora más destacada de nuestra selección, tampoco podía contener las lágrimas en el bus. Pero con el mismo coraje con el que demostró tener un nivel altísimo de competencia, logró calmarse y se dirigió a sus compañeras: “¡Hey, ya pasó ah! No sacamos nada llorando. No se puede retroceder el tiempo”.
Con la amargura que deja una derrota que parecía que iba a ser un triunfo, las seleccionadas empezaron a pensar en su último rival en el Mundial de Vóley. La competencia no ha terminado y el nuevo contrincante es Brasil. La medalla de bronce es ahora el ansiado galardón que perseguirán las ‘matadorcitas’ mañana domingo desde las 2 a.m. El grito no se apaga: ¡Vamos Perú!